Guchachi’ reza

Ilustración.- Francisco Toledo
Gubidxa Guerrero

[Texto publicado en Enfoque Diario, el sábado 4/Ene/2014] 

‘Iguana rajada’. Eso significa la expresión que titula esta nota. Así es como se denomina en lengua zapoteca a las iguanas con una cicatriz en el vientre. Guchachi’ reza es como los viejos cazadores denominaban (o todavía lo siguen haciendo) a la sustentabilidad.

En años recientes el mundo parece estar tomando consciencia de la necesidad de preservar el medio ambiente. No por el mero hecho de albergar buenos deseos en los corazones, sino como una medida para proteger la propia especie, ya que si destruimos el entorno, nos condenamos a la desaparición. Lo anterior lo sabían los zapotecas antiguos. Por ello actuaban mediante ciertos principios que mantenían un equilibrio con la naturaleza. 

La cacería es una ocupación asociada a la depredación. Un cazador captura a sus presas, generalmente para aprovecharse de ella. Uno de los objetivos de la caza es capturar al mayor número de ejemplares. Sin embargo, los iguaneros de antaño tenían una práctica que ayudó durante generaciones a que siempre tuviéramos carne fresca. 

En Semana Santa, que es cuando la demanda de huevos de iguana se eleva muchísimo, se dedicaban a surtir la región con este singular manjar. No obstante, tenían el suficiente cuidado de no matar la fuente de su sostenimiento. Es decir, no sacrificaban a las iguanas de las que extraían los huevos.

Más bien practicaban una pequeña cirugía al reptil para sacar los huevos que más tarde servirían como ingrediente de los populares tamales. Una vez realizada la operación, cosían a la iguana y la liberaban. De esta manera aseguraban que la misma hembra pudiera reproducirse en años subsecuentes, brindando sustento a las familias zapotecas.

Cuando una iguana había sido costurada se denominada Guchachi’ reza, ‘iguana rajada’, y simbolizaba la visión por proteger, en la medida de lo posible, nuestra fuente de alimentación.

Dicen los viejos cazadores que en la actualidad sólo prevalece el ánimo de lucro. Por querer sacar provecho en lo inmediato, se destruye la posibilidad de seguir cazando a futuro y, en última instancia, resulta más perjudicial.

Cada vez se ven menos iguanas. En estos tiempos, para el consumo local, las traen desde lugares alejados; por lo que sería bueno conocer y retomar esta vieja práctica de los hombres de campo que guardan maravillosos saberes.